A TOD@S L@S BOLETER@S DE LA LÍNEA…
¡CUIDADO!

Primer acto:
Resulta que en una boletería (ex drugstore, para más detalles) trabaja un auténtico “pilluelo”, uno de esos que se creen los más vivos del condado. Para confirmar la imagen que este personaje tiene de sí mismo este “pilluelo” vende los amarillos pases de interrupción (¡fea la actitud; así no se maneja un verdadero “Colaborador”, che!!!). Durante un tiempo se manejó como quiso, como si su boletería fuese su “negocio”, lo que suelen decir su kiosquito.
Cierto día su suerte empezó a cambiar. Pues uno de los tantos “beneficiarios” de tremebunda artimaña (o estafa) fue un pasajero (de esos denominados “Clientes Bomba”) que sospechó de la leyenda del boleto (“sin valor comercial”). ¿Qué hizo el pasajero en cuestión?  Una queja por escrito, claro. Tamaña irregularidad...
Segundo acto:
Aquí es cuando entra en  escena la Empresa, con la firmeza y el rigor que son de esperar en estos casos. Envió a un Supervisor a pedir el descargo correspondiente, pero… ¡Oh, sorpresa! ¡Oh, casualidad! Se equivocaron de boleter@ inculpando a un compañer@ que nada tenía que ver en todo este asuntillo del susodicho “pilluelo”.
Ahora bien, seamos benévolos y démosle a este joven  una oportunidad, el beneficio de la duda. No seamos tan agresivos con él. Pues seguramente el “pilluelo” al ver que culpaban a otro que nada tenía que ver habrá tomado coraje y se habrá hecho cargo de su fechoría…
Pero no, amigos. De nuevo nos equivocamos, ya que la persona que es inocente y  completamente ajena a la estafa del pilluelo sigue siendo culpada y Él sigue haciendo de las suyas, creyéndose “el más vivo del condado”. ¡Y también, con la vista gorda de la Empresa cómo no sentirse así!
“Pilluelo”, aunque en broma (o de la forma que sea) digas que nadie te puede “tocar”, y que a tu fechoría sea encubierta por la Jefatura de Estaciones, TODOS ya sabemos con qué clase de compañeros trabajamos. “Pilluelo” la impunidad no dura para siempre…

 “UNO es TODOS y TODOS somos UNO”